En octubre de 2013, 366 inmigrantes morían en un naufragio en Lampedusa, Italia. Venían de Eritrea y Somalia, salieron buscando un futuro mejor, encontraron la muerte. Desde que ocurrió esta tragedia, el número de personas fallecidas y desaparecidas en el Mediterráneo sobrepasa las 15.000, convirtiéndose en el mayor cementerio de migrantes del mundo y en una auténtica vergüenza para el mundo occidental. Como el mismo Papa dijo, es «un nuevo holocausto».

En abril de 2014, la Fundación Italiana “Casa del Espíritu Santo y las Artes” presentó al Papa Francisco una cruz hecha con tablas de barcos naufragados frente a Lampedusa. El Papa la bendijo y les encargó: “Llevadla por todas partes”.

«Venerarla significa dejar que te coja el corazón», afirma Graziella Cuccu, embajadora de la Fundación en el mundo. Ella ha sido la encargada de dejar en Málaga una pequeña réplica para que permanezca para siempre como recuerdo de su paso.

Su visita supone una oportunidad para sensibilizar a la sociedad sobre el drama migratorio, y para pasar a la acción. Igualmente se pretende que sea un acicate que posibilite despertar conciencias ante semejante realidad

La Cruz de Lampedusa estará en la diócesis de Málaga desde el 22 de diciembre al 5 de enero.