El 16 de diciembre de 1900, la fragata alemana Gneisenau naufragó frente las costas de Málaga, después de chocar contra la escollera del puerto, debido al temporal. Muchos marineros alemanes perecieron en el desastre. El suceso se pudo ver desde la playa y muchos malagueños se acercaron en sus barcas pesqueras para socorrer a pasajeros y tripulación. Este acontecimiento le valió a Málaga para conseguir el título de Muy Hospitalaria, que figura en su escudo.
Como muestra de gratitud, el gobierno alemán de entonces mandó construir este bonito puente sobre el río Guadalmedina. Su nombre oficial es Puente de Santo Domingo, pero todos los malagueños lo conocemos como Puente de los Alemanes.
Años más tarde, en septiembre de 1907, la gran riá del río Guadalmedina provocó la destrucción de varios puentes de la ciudad. Cuando la noticia llegó a Alemania, allí se organizó una recogida de dinero para ayudar a los malagueños en la medida de lo posible y para que consiguieran reponerse lo antes posible. El káiser Guillermo II encabezó el asunto. Con el dinero recaudado se construyó el Puente de los Alemanes.
Hoy, este puente, con más de 100 años de historia y alguna que otra restauración nos sirve de recuerdo y de hermanamiento entre nuestros dos grandes países.